Clemente Hernández
Exprofesor de la UA y coordinador de Attac-Alacant
En marzo de 2012 la deuda externa de los residentes en España era de 1,3 billones de €, en manos de instituciones financieras (655.000 millones), empresas (416.000) y sector Público (255.000). Esa deuda se iba reduciendo, mientras no paraba de crecer la del Banco de España (276.000), por la apelación de la banca al BCE para amortizar sus pasivos; y con un sector privado tan endeudado, es difícil colocar deuda pública salvo que el BCE la compre o avale a los compradores. De esa dependencia se aprovechan los especuladores.
Sin crecimiento económico, la deuda no se pagará o se hará con la venta del patrimonio y la reducción del consumo de los que soporten el pago, pero lo que está ocurriendo no viene “obligado por la realidad”, como diria Rajoy, sino que es decisión soberana. Se nos anima por el PP y el BCE a dos rescates, el de la banca y el del sector público, para salvar a los acreedores internacionales de un fuego que ellos ayudaron a activar y a costa de más sacrificios. Pero sin crecimiento, se retrasará la bancarrota y, por voluntad del PP, tranformando en el camino deuda privada en pública, cargándola sobre las espaldas de los trabajadores.
Una parte importante de esa deuda se puede saldar con los activos del exterior, lo que nos deja una deuda neta de 977.000 millones, con más de 750.000 en el sector privado. La deuda de las empresas (60% es de las del IBEX) tiene su origen en decisiones arriesgadas de sus directivos que han resultado fallidas y deberá ser asumida por los accionistas si no consiguen aumentar su cifra de negocios.
En cuanto a la deuda bancaria, ya conocemos el baile con promotores y constructores que le dio origen. Si los bancos no pueden amotizar el crédito mayorista, que se recurra a una quita y que se cambie deuda por capital; quedan activos en el sector para garantizar los 100.000 euros por depositante y a los engañados con las preferentes. Si piden auxilio al BCE o al MEDE, que sea sin el aval del Estado.
¿Y la deuda pública?. Esta crece por la caida de ingresos a los que ha conducido el fin del modelo especulativo-constructivo y la política de ajustes; la factura del desempleo, los intereses de la deuda y el salvamento bancario; y por el BCE, para ser más concreto, del Bundesbank y satélites, al permitir especular con la prima de riesgo de los países del sur en su propio beneficio. Y obviamente, por políticos megalómanos, de los que la Comunidad Valenciana ha creado escuela. Es justo que los países que firmaron el Pacto por la Estabilidad compartan el daño producido en los países del sur, pues de eso se han beneficiado los banqueros del norte. Y es justo que los políticos que nos engañaron paguen por sus desmanes.
Hemos llegado hasta aquí por decisiones irresponsables de banqueros, políticos-bancarios y empresarios que han acudido al crédito internacional para un modelo productivo insostenible. Es justo que el patrimonio acumulado por estas personas en los años del “boom” sirva para pagar los recortes que nos impone la deuda. Los gobiernos del PP de 1995 a 2004 legislaron para que esta barbaridad fuera posible y el gobierno del PSOE del 2004-2008 no tuvo el coraje político o la convicción para imponer un golpe de timón en el modelo heredado.
Pero también hemos llegado hasta aquí porque banqueros y grandes corporaciones de Alemania y otros países del norte pusieron en marcha un modelo basado en la contención de su demanda interna, empeorando las condiciones de vida de sus trabajadores y deteriorando sus servicios públicos, para convertirse en las Chinas de Europa. Nadie les obligó a arriesgarse con las operaciones estúpidas de nuestros empresarios y políticos, ya se han llevado dividendos y plusvalias, y es de justicia que compartan las pérdidas, asumiendo una quita de sus préstamos y una mejora de las condiciones de vida de sus trabajadores para facilitar las exportaciones de los deudores. Mejor eso que no cobrar ni exportar.
.Aunque, en última instancia, son responsables quienes diseñaron un BCE que beneficiaba al Bundesbank y a las grandes corporaciones exportadoras, y un Presupuesto Comunitario tan raquítico (apenas el 1% del PIB de la UE ) que es incapaz de hacer frente a los impactos asimétricos del mercado común sobre el territorio de la UE. Esa Unión fue el techo de partidos y votantes liberales, socialliberales, conservadores y nacionalistas en toda Europa, mientras los partidos de la izquierda minoritaria y sus votantes defendian una Europa política con un BCE prestamista en última instancia y un presupuesto federal del 10% o 15% del PIB europeo. Sin eso, mejor no estar. Es justo recordarlo, para que los votantes no lo olviden al depositar su voto.
Y en estas están los que no votaron a los partidos que legitimaron el modelo en crisis, sufriendo democráticamente el destino colectivo que les han impuesto. Con la misma contundencia con la que antes no les hicieron caso, reclaman ahora que del rescate bancario respondan los bancos, no el Estado; y que si el BCE y el presupuesto comunitario van a seguir como hasta ahora, mejor ir pensando en salir del euro y en una quita a la deuda con el BCE. Será duro, perderemos los del norte y los del sur, pero recuperaremos soberanía.
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