Los mitos forman parte del sistema de creencias de una cultura o de una comunidad, la cual los considera historias verdaderas. Su carácter fantástico ha hecho que algunos consideren que los mitos son mentiras y por ello utilicen ambos términos como sinónimos. Sin embargo, los mitos sólo son entendibles en su contexto. Para una persona ajena a éste, los mitos de cierto grupo resultarán inentendibles o absurdos.
Podríamos empezar así la explicación de lo mucho que se oye del caso Islandés, pero como dice la expresión: “Oro parece, plata no es”.
En diversos foros y blogs que encuentro por la red, se habla mucho del plante económico al Fondo Monetario Internacional, en adelante FMI, de juzgar y encarcelar a banqueros y políticos, de negarse a pagar esa crisis la ciudadanía y un sin fin de comentarios que nos hacen envidiar a este país. Pero las cosas lejos de ser como las pintan son totalmente diferentes…
Islandia, país localizado en el extremo noroeste de Europa cuenta con una población de 317.398 hab ( Fuente: Banco Mundial, indicadores del desarrollo mundial. 2010. )
Debido a la caída de Lehman Brothers el país entró en recesión y esa maravillosa burbuja de “nuevos ricos” estalló. El número de tarjetas de crédito y coches de alta gama en Islandia era cuantioso, el nivel de vida era desorbitante; las hipotecas, el dinero, el lujo… Todo iba viento en popa hasta que los tres principales bancos del país entraron en Bancarrota, su población entró en estado de “shock” y sus autoridades balbuceaban.
La población salió a la calle, a que tonto se le pasaría este dato si no fuera más que eso: TONTO. Familias que habían perdido todos su ahorros, jóvenes con casas recién compradas en la calle. Pasaron de la opulencia a la catástrofe. Hicieron caceroladas sistemáticas contra el gobierno y los principales bancos del país, consiguieron hacerlo caer y mediante un referéndum se negaron a pagar esa crisis del capitalismo financiero…. Hasta aquí es la información como nos la habían pintado, pero hay unos datos que no sabemos o desconocemos:
Islandia está bajo los plegados del FMI, ha sido intervenida, ha sido rescatada. Horror!! Mentira!! Verdad!! Muchos podremos pensar que esto no es así pero los datos y los hechos hablan por si mismos:
Su deuda exterior continua aumentando, (datos de septiembre) alcanzará el 251% del PIB al final del 2011, siendo de ella un 66,5% pública y un 185% privada, esta última a satisfacer por parte de familias, bancos y empresas del país.
En 2011, Islandia crecerá un 2,1% pero la manera de hacerlo no es por negarse a asumir la deuda, sino a raíz de la bajada de salarios (estos han descendido una media del 11,65%, en algunos sectores por encima del 20%), incremento del IPC en un 30,7% desde el inicio de la crisis, el impuesto de sociedades paso del 18% al 15% (principal tributo al que están sujetas la empresas y en un modo práctico las grandes empresas) convirtiéndose en uno de los más bajos del planeta.
Según el economista Jón Daniélsson, el ajuste presupuestario Islandés y el recorte del estado de bienestar son especialmente profundos.
Su crecimiento se está produciendo en base a reducir los gastos en materia de sanidad, educación, pensiones y servicios sociales. Algo similar ha sido puesto en práctica por el PSOE en el final de su legislatura y es lo que se vaticina con la llegada al gobierno del PP (autodefinidos como el Partido de los Trabajadores).
Islandia está saliendo de la crisis reduciendo los salarios reales de los trabajadores, menguando el gasto en política social y mediante el aumento de la presión impositiva sobre las clases medias.
Después de este breve artículo lanzo la propuesta a la ciudadanía de este país de salir a la calle, es algo inevitable, a exigir unos derechos públicos de calidad, a no aceptar sus políticas degenerativas del estado del bienestar, a que la crisis capitalista se debe de resolver por otras vías y no por la política de recortar servicios que no generarán consumo ni gasto ni siquiera favorecerán la creación de puestos de trabajo. Es hora de plantar cara y decir que no somos mercancía ni aceptamos su gestión a esta crisis.
David Couso - ATTAC-Alacant.
1 comentarios:
Me parece muy oportuno el artículo de David sobre Islandia que ha aparecido en el blog de ATTAC. Yo conocía esos datos desde principio del rescate, pero no me sorprendí, pues la política económica, incluso la más democrática, la que se hace entre ciudadanos iguales en poder político, económico y mediático, no puede ignorar la lógica de las relaciones de interdependencia con otros países. Islandia no es una economía autosuficiente (tampoco Cuba lo es) y en las relaciones comerciales con otros países todo lo que se compra hay que pagarlo (Cuba también lo sabe). La diferencia es que Cuba tiene una economía bastante cerrada - estrategia que se paga con un crecimiento lento y muy bajo nivel de vida - mientras que en Islandia la apertura externa rebasaba el 80% del PIB, el déficit comercial superaba el 20% y su deuda externa privada estaba por encima del 500%, lo que permitió un crecimiento alto y elevado nivel de vida gracias, además, a la exportación de servicios financieros, que es precisamente el sector que quebró.
Una vez se acaba el crédito (aunque repudies la deuda y no te sancionen), ya no tienes como pagar (a no ser que te lo regalen) lo que antes comprabas del exterior y no puedes producir dentro; necesitas, además, cubrir con más exportaciones de otros sectores lo que has perdido con la quiebra del negocio de exportación de servicios financieros. Y eso no se consigue de la noche a la mañana. Puedes meter en la cárcel a banqueros, incorporar la congestión o el cooperativismo, abolir la propiedad privada e instaurar el comunismo, que al final queda lo que queda: que tu PIB y, por tanto, tu nivel de consumo e inversión per cápita -incluso a escote- es casi el 50% superior al que puedes permitirte cuando ya no te prestan más, pues tienes que apretarte el cinturón para exportar (que consuman en otro país lo que tu produces) y poder pagar tus importaciones (lo que producen en otro país y tú necesitas).
Aviso a navegantes: En España cuando crecemos al 2% anual (tasa adecuada para crear empleo) siempre hemos tenido déficits comerciales que superan ese porcentaje, sobre todo por nuestra balanza energética. Con peseta o con euros, antes o después viene la pelea por ver quién se aprieta el cinturón.
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